Déjeme decirle que si usted y su familia son consumidores habituales de refrescos, tienen un mayor riesgo de padecer no sólo enfermedades crónico degenerativas como sobrepeso, obesidad, diabetes e hipertensión, sino además osteoporosis, gastritis, insomnio, caries, problemas renales y alteraciones en el sistema nervioso, ¿Qué le parece?

Consumir en exceso los componentes de las bebidas gaseosas perjudica directamente a los órganos del cuerpo: el azúcar incrementa la posibilidad de padecer sobrepeso, obesidad y diabetes mellitus, y favorece el desarrollo de caries.

Si esto le parece poco, sepa además, que el alto contenido de fósforo en las bebidas gaseosas minimiza la absorción del calcio en los huesos, lo que predispone la aparición de osteoporosis y el desarrollo de piedras en los riñones (litiasis renal); el sodio puede desencadenar hipertensión arterial, y la cafeína altera el sistema nervioso, ocasionando insomnio.

Lamentablemente los grupos que consumen bebidas gaseosas son cada vez más amplios. Antes el consumo de este producto se iniciaba a partir de los cinco o seis años de edad, hoy el 20% de los niños entre uno y dos años de edad ya consumen bebidas gaseosas con regularidad.

Si usted no toma conciencia del daño que se provoca a diario y el que le provoca a sus hijos, en poco tiempo las futuras generaciones, que crecen con esos malos hábitos alimentarios y de vida, presentarán enfermedades mórbidas a edades más tempranas y complicaciones que dañarán muy pronto su salud.

Si realmente se da cuenta de la gravedad del asunto le recomendamos sustituir las bebidas gaseosas por agua natural o bebidas preparadas con frutas naturales de la temporada, eso sí sin agregarle azúcar. Estas bebidas resultan ser ricas en vitaminas y fibra por lo que favorecen la digestión y ayuda al bienestar de la familia.

Verónica Rivera & Mª Belén Rodrigo
Nutricionistas Dietistas.

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